Cuando yo era pequeña, a mi muñeca Pippi Langstrump, le cardé el pelo rojo, le pinté las uñas de negro con rotring y le hice unos vestidos a lo Alaska de lo más siniestro. Las que crecimos con la bola de cristal siempre pensamos que las barbies eran unas "pijas" y claro ahora ando un poco intrigada con estas vampiras que vuelven locas a las niñas...
Investigación: Carmen ( la hija de mi compañera Inma) me ha dejado su draculaura, que se ha hecho amiguita del enano glotón. Su otro yo se ha hecho tarta: con bizcocho de vainilla, ganache de chocolate blanco de relleno y mucha intensidad.
La verdad es que molan estas muñequitas, tan siniestras, tan blancas, con esos looks que si alguna se vistiera así de verdad su madre no la dejaría salir de casa :-))) El color carne que uso habitualmente aquí no servía... he tenido que hacer un rosa, pálido.
Bueno, a este paso, me hago la colección de los Monsters High.